miércoles, 12 de marzo de 2014

EL CASTILLO O TEMPLO DE KUKULCÁN también se encuentra en chichen itza

Alzada en medio de una gran explanada, alrededor de la cual se elevan otros maravillosos edificios, se ubica la construcción más impresionante: “El Castillo”. Al centro y dominando la Plataforma Norte, refleja el poderío religioso y político de la ciudad maya. Vigorosas alfardas flanquean las escalinatas en sus cuatro lados y la principal está rematada por cabezas de serpiente que representan al dios Kukulcán, equivalente al Quetzalcoatl del Centro de México. Durante los equinoccios de primavera y otoño, la inclinación de los rayos solares sobre la escalinata crea un juego de luz y sombra en la alfarda, lo que figura el descenso de la serpiente emplumada o Kukulcán, dios al que está dedicado el templo. La serpiente emplumada representa su bajada del cielo a la tierra para la fertilización de la misma en el próximo periodo de cosecha. Otro fenómeno astronómico, recién estudiado, se presenta en el solsticio de verano: entre las 7:15 y 7:30 de la mañana, un fenómeno nunca antes visto se confirma, la mitad de la pirámide se encuentra en oscuridad y la otra mitad permanece iluminada bañada por los rayos del sol, éste parte el edificio con perfección, y no es casualidad, así fue construido, el fenómeno permitía a los antiguos mayas determinar el cambio de estación e indicaba que se estaba cumpliendo la mitad del año. Cosa contraria sucede en el solsticio de invierno, se ilumina la parte poniente y sur de la pirámide y queda en oscuridad la parte norte y oriente, pero ahora en vez de ser al alba el fenómeno se presenta hacia la puesta de sol. Su base es cuadrada de 55.5 metros de lado. Consta de nueve cuerpos escalonados y cuatro fachadas ornamentadas con representaciones de serpientes y tigres. Las cuatro escalinatas tienen 91 peldaños cada una, mismo que sumados a su entrada superior equivale a 365 días del año. Después de ascender los primeros 61 escalones se llega al interior del templo. Un túnel angosto y húmedo conduce hasta el lugar; ahí, escondidos durante siglos, en una construcción más antigua, se encuentra un Chac Mool, con la mirada fija hacia el horizonte; atrás, descansa un trono con forma de jaguar de color rojo, con incrustaciones de jade que simulan los ojos y las manchas del animal.

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